
Sabana
Este bioma se caracteriza por un clima con una marcada estacionalidad, con alternancia de un periodo seco y otro de más humedad, asà como una temperatura poco variable a lo largo de todo el año. A pesar de tener un periodo húmedo, suficiente para que no se desertifiquen, las áreas donde se desarrolla la SABANA reciben una cantidad de lluvia insuficiente para el desarrollo forestal.
Es una zona intermedia entre los bosques tropicales (selvas) y los desiertos.
Vegetación
Las hierbas de las sabanas son plantas resistentes, capaces de sobrevivir a incendios y largos perÃodos de sequÃa. De hecho, los herbÃvoros actúan como segadoras, cortando la hierba y reforzándola para que vuelva a crecer vigorosa.
Está formada por plantas herbáceas y leñosas. Según la presencia más o menos abundante de plantas leñosas, se puede hablar de sabanas herbáceas o sabanas leñosas.
En la sabana herbácea, las especies vegetales predominantes son las poácias y las ciperáceas, que crecen en forma de fajos bajos, densos y compactos que ayudan a hacer frente a la sequÃa y a los incendios que sufre la sabana.
Estas plantas poseen un sistema de raÃces fino y superficial que les permite extraer la mayor parte del agua de la tierra en la estación de las lluvias. También cuentan con unos mecanismos de ahorro de agua muy eficientes y un ciclo de vida anual, donde la mayor parte de la planta muere cuando llega la temporada seca.
Las especies vegetales más tÃpicas de la sabana leñosa son las acacias y los baobabs. Estas plantas mantienen todas las estructuras aéreas permanentes y han de disminuir la pérdida de agua reduciendo las hojas o bien cerrando sus estomas para evitar la transpiración durante las horas de máxima insolación.
Las palmeras, a pesar de ser plantas leñosas, no se encuentran presentes en este bioma; asimismo, cuando aparecen, forman palmerales abiertos muy caracterÃsticos.
Los incendios provocados por rayos, constituyen un aspecto fundamental de la vida en la pradera, que elimina la vegetación muerta y permite el brote del pasto nuevo. A la larga, éstos contribuyen a la vida silvestre, pero mientras están en llamas, pueden ser letales. A medida que el frente avanza, la mayorÃa de los animales reacciona y corre o vuela para salvarse, a menudo sin tomar ninguna precaución debido a la urgencia. Algunos animales, como las avutardas y las cigüeñas, han aprendido a aprovechar al máximo este éxodo frenético: se reúnen cerca de los incendios y atrapan ávidamente insectos y otros animales pequeños mientras escapan y, una vez que el fuego se ha extinguido, picotean sobre el suelo chamuscado en busca de vÃctimas.
Fauna
De la misma manera que la estacionalidad de la lluvia afecta a la vegetación de la sabana, también afecta a las poblaciones de animales que dependen directa o indirectamente.
Las adaptaciones de los diferentes grupos de animales a las particulares condiciones ambientales, se manifiestan tanto en la morfologÃa y la fisiologÃa de las especies, como en la organización social y la dinámica de las poblaciones.
La fauna de la sabana presenta una gran diversidad de una región a otra. Una forma de conocer a grandes rasgos los diferentes tipos de animales que viven en la sabana, es teniendo en cuenta la estrategia alimentaria que siguen.
Los principales grupos de animales de este bioma, en relación con la alimentación son: los fitófagos, que se alimentan de plantas, los zoófagos, que comen otros animales, y los saprófagos, que se alimentan de materia orgánica en descomposición.
Los fitófagos incluyen los grandes herbÃvoros y pastoreadores de las sabanas. Destacan numerosas especies de mamÃferos, como el búfalo, el hipopótamo, la cebra, el ñu, la jirafa, la gacela, el antÃlope, el eland y el elefante, entre otros.
Los zoófagos incluyen principalmente los depredadores de la sabana, los denominados «consumidores secundarios», como los grandes felinos africanos (guepardo, león, leopardo) o los carnÃvoros, de dimensiones más pequeñas (hienas y chacales).
La vida en la pradera abierta resulta con frecuencia peligrosa, ya que existen pocos lugares para esconderse. Para aumentar la posibilidad de supervivencia, muchos herbÃvoros grandes viven en manadas, lo que dificult
La selección natural favorece tanto a los depredadores, que son muy veloces para atrapar, como a los animales de presa, que son suficientemente rápidos para escapar.
Muchos de estos corredores son mamÃferos, pero la pradera también cuenta con las aves corredoras más rápidas de la naturaleza, que incluye a avestruces, ñandúes y emúes, especies gigantes que han perdido la capacidad de volar, pero que pueden alcanzar velocidades de hasta 70 km/hora, y lo que es más importante, son capaces de mantener esta velocidad durante 30 minutos, suficiente para dejar atrás a la mayorÃa de sus enemigos, a menos que lancen el ataque desde una distancia muy corta.



